Una exploración de la Vacuidad
La colección Gèlida surge de la contemplación profunda de la vacuidad filosófica japonesa del budismo zen y de la poética del wabi-sabi, una estética que celebra la imperfección, la impermanencia y la transitoriedad de la naturaleza y del sentimiento. A través de esta serie de obras, he querido capturar la esencia de mis vivencias en las montañas frías y oscuras, donde la naturaleza adquiere un carácter crudo y, a la vez, sublime.
Cada pieza refleja la armonía entre el vacío y la forma, entre la sombra y la luz, evocando el silencio y la serenidad que solo se encuentran en los paisajes invernales. Los elementos visuales están impregnados de una intención minimalista, con texturas sutiles y colores apagados que remiten a la fragilidad y la persistencia de la naturaleza.
Gèlida es una invitación a perderse en la quietud, a abrazar lo impermanente y a descubrir la belleza escondida en la austeridad y en la introspección.
